Cómo dormir a un bebé de 1 mes

Cómo dormir a un bebé

¿Cómo dormir a un bebé de 1 mes de la mejor manera? Una pregunta que todo padre neófito se plantea. Es obvio que todo lo relacionado con el sueño nocturno del bebé es uno de los temas más preocupantes para los padres recientes.

Es algo especialmente relevante desde el nacimiento mismo y se van acumulando infinidad de preguntas acerca de si el bebé duerme poco o mucho y otras circunstancias. 

Así, el primer mes, que es fascinante por los múltiples cambios que se van observando en la criatura, es también una época de preocupaciones y muchas dudas, frecuentemente relacionadas con este tema del sueño.

Como dormir a un bebé de 1 mes

Cuánto debe dormir un bebé de 1 mes

Aunque existen esquemas bastante repetidos, lo cierto es que tanto la duración del sueño como la edad en la que se producen los cambios en los hábitos nocturnos de ese sueño varían para cada caso individual. 

Obviamente, los comportamientos no son similares. Habrá bebés de un mes que duerman tranquilamente durante día y noche, despertándose solo para el cambio de pañal y las tomas y otros se mantendrán despiertos durante la gran parte del día.

El bebé de un mes duerme una media de entre 16 y 17 horas diarias. Pero, lógicamente, estas horas no son seguidas, sino que se distribuyen durante el día en diferentes periodos.

Cuando es más pequeño, a veces los periodos de sueño seguido no pasan de entre 1 o 2 horas, ya que cada bebé tiene necesidades diferentes. A medida que crece se va reduciendo la cantidad de horas y aumenta la duración del sueño nocturno. 

Se entiende si se piensa que, para crecer y desarrollarse, el pequeño necesita consumir mucha energía, lo que le produce mayor cansancio y necesidad de dormir mucho tiempo.

Con un mes de edad, el bebé necesita comer con frecuencia. Por eso es inevitable que se despierte por la noche. Si no fuera así, podría incluso correrse el riesgo de que sufriera una hipoglucemia. 

En una rutina que parece no tener fin, el niño se despierta, llora y pide de comer para quedarse dormido después de la toma. 

Mediante la lactancia materna los bebés toman melatonina, la hormona que se encarga de regular los ciclos de sueño. Por eso, la lactancia ayuda a regular de forma natural sus ritmos biológicos. 

Los bebés amamantados duermen a intervalos más cortos que los que toman biberón, se despiertan más porque no se sacian tanto. Pero, se quedan dormidos antes por los efectos relajantes del triptófano que contiene la leche materna. 

Por el contrario, los bebés con lactancia por biberón aprenden antes a dormir periodos más largos durante la noche y seguramente harán solo una o dos tomas nocturnas, porque se sacian más.

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Cómo dormir a un bebé de un mes

Cómo dormir a un bebé de un mes

En cualquier caso, siempre será muy importante establecer unos rituales de sueño que tendrán un gran valor para el futuro descanso de la criatura. Una buena rutina comienza siempre por conocer cuál es el mejor momento de poner al bebé a dormir. 

Se suele considerar como un intervalo adecuado el periodo entre las 19:30 y las 21:30 horas y se estima que, pasado ese momento, encontraremos más dificultades para que el niño concilie el sueño.

Hay que tener en cuenta que, cuando el organismo está cansado atiende primero a la opción de dejar la actividad y echarse a dormir. 

Si va a mantenerse despierto, entonces el cuerpo reacciona con una producción extra de adrenalina, la presión arterial aumenta, acelerando el corazón y llenándonos de energía, lo que hace que el sueño desaparezca. 

Eso le ocurre también al bebé, que se ve con nueva energía y al menos necesitará una hora para eliminar la adrenalina y conseguir tranquilizarse.

Por eso, para dormir a un bebé de un mes lo mejor es observar ciertos signos que avisan de su disposición para el sueño. 

Son señales indicativas, como pueden ser mover menos los brazos y piernas, succionar más despacio, interesarse menos en las personas o los juguetes, apartar la mirada, quejarse o irritarse, frotarse los ojos o bostezar. 

Volviendo con la rutina, se debe conseguir que esta se acabe convirtiendo en algo familiar y relajante para el bebé, que le ayude a conciliar el sueño. 

Ciertos actos como un baño después de la última toma del día, mecerlo, cantarle o leerle pueden ayudar a tranquilizarlo y señalarle que se trata del fin del día.

En todo caso, hay que evitar la estimulación y reducir las actividades en las horas cercanas al momento de irse a dormir, limitándonos a otras actividades más relajantes. 

Crear un ambiente tenue y poner música relajante también puede hacer que se duerma más rápido. Estímulos ambientales como la luz, el sonido o el movimiento captan su atención y perjudican el sueño.

Es mejor colocarle en su cama cuando se encuentre somnoliento para que se acostumbre a dormirse en ella, porque si se duerme en los brazos siempre querrá hacerlo así. 

Igualmente, cuando se despierte por la noche habrá que consolarle y proporcionarle seguridad, calmándole, pero evitando sacarlo de su cama, porque se acostumbrará al procedimiento. Hay que esperar unos minutos para ver si puede tranquilizarse por sí mismo.

Se recomienda compartir la habitación con el bebé. Pero eso no quiere decir compartir la cama durante al menos los primeros seis meses de vida o incluso hasta el año, por motivos de seguridad. 

La forma de compartir puede ser poner una cuna o un moisés dentro de la habitación para que esté cercano a los padres, en vez de colocarlo en una habitación independiente. Esto facilita la supervisión nocturna, la posibilidad de consolarlo y da comodidad para las tomas nocturnas. 

Además, puede ayudarle a conciliar antes el sueño porque siente que sus padres están cerca y empieza a sincronizarse con el sueño de toda la familia. 

Hay que tener en cuenta que nos encontramos en la etapa más peligrosa respecto al riesgo del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL). Dormir en su cuna cerca de la cama de los padres disminuye en más del 50% el riesgo de muerte súbita.

El bebé debe ser siempre acostado boca arriba, apoyado en la espalda. Aunque hace unos años se acostumbraba a dormir a los bebés boca abajo o de costado, se ha observado que redundaba en un mayor índice de SMSL, por lo que resulta peligroso.

Debe tener la cabeza de lado y no siempre del mismo lado, para disminuir el riesgo de deformaciones (plagiocefalias). El bebé tiene la costumbre de irse girando hacia donde se encuentra la madre, por lo que se puede ir variando la posición de la cuna.

La superficie debe ser firme y estable, en un colchón plano y que cumpla con todos los estándares de seguridad. No debe haber nada más en la cuna.

Es peligroso poner allí peluches, almohadas, mantas o colchas e incluso sábanas que no se ajusten bien a los lados. Cualquier objeto que esté al alcance de un bebé puede ser un peligro.

Hay que evitar que alcance mucha temperatura abrigando al bebé más de lo necesario. Es conveniente estar muy atento a ciertos signos como el sudor o que esté muy caliente al tacto y procurar que en la habitación haya una temperatura ambiente confortable.

Se puede poner a dormir al bebé con su chupete puesto, pero sin forzarle a llevarlo si no lo quiere y no volvérselo a poner si lo suelta durante la noche. 

La Asociación Española de Pediatría dice que el chupete favorece la adecuada posición de la lengua y la respiración, disminuyendo el riesgo de muerte súbita.

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Posibles errores que impiden dormir a un bebé de un mes

Cómo dormir a un recién nacido

Si no conseguimos que el bebé duerma cómo deseamos, a veces es porque se están cometiendo algunos errores que, simplemente corrigiéndolos pueden acabar con el problema. Algunos de los más habituales son:

Que el bebé haga demasiadas tomas durante el día.

Aunque se aconseje la alimentación a demanda hay que saber diferenciar lo que es verdadera hambre o ansiedad cuando rompe a llorar. 

Si caemos en la costumbre de darle el pecho de forma inmediata, entonces lo estaremos acostumbrando a recibir pequeñas dosis de alimento de forma muy habitual. Lógicamente, por la noche querrá que siga sucediendo lo mismo.

Tenerlo todo el día en brazos 

Tampoco es una buena decisión, porque los bebés se acostumbran de forma muy rápida a los malos hábitos. Si eso sucede durante el día, por la noche llorará y se resistirá a dejar los brazos para ir a la cuna.

Un exceso de siestas durante el día

Aunque el bebé necesite dormir muchas horas, hay que procurar que la mayor parte posible de las mismas sean por la noche. Si le dejamos dormir demasiado durante todo el día, no querrá hacerlo durante la noche.

Dejarlo en una mala postura al ponerle a dormir 

Si no se encuentra cómodo no podrá conciliar un sueño muy profundo. También puede ser por nerviosismo, otro factor que perjudica mucho el sueño de los bebés. Por eso, es conveniente relajarlo mediante baños calientes, masajes en la tripa o cantándole suavemente.

Miedo a la oscuridad

Si va a dormir en una habitación oscura puede ser que tenga miedo a la oscuridad o a estar solo. Por eso, es recomendable quedarse con él hasta que esté totalmente dormido y contar con unas luces auxiliares que le tranquilicen y ayuden a dormir.

Mantenerlo en un ambiente excesivamente estimulante cerca de la hora de dormir

Recordemos que lo ideal es conseguir que el bebé duerma más por la noche que por el día, para que los padres también puedan descansar.  Así, durante el día se puede interactuar más con el bebé, jugando, atendiéndole más, hablándole, cantándole. 

Pero, cuando se acerca la noche se debe bajar la intensidad de la iluminación y conseguir un ambiente silencioso. Es momento de tranquilizarlo cuando se le alimenta o cambia de pañal, pero no excitarle hablándole mucho o jugando con él.

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